lunes, 16 de mayo de 2011

Lo que se dijeron en esa habitación del hospital se lo llevaron los dos a la tumba. Él fue el único que habló con su hermana después del incendio. Los velaron a los cinco en su habitación.

Dicen que el coche que llevaría a la nena al cementerio no quiso arrancar. No era justo tener que sellar semejante destino. Tuvieron que atar el carro blanco al coche que llevaba a su madre. Y ahí sí, juntitas para siempre, madre e hija partieron sin vuelta para la Chacarita.

jueves, 9 de abril de 2009

Tiempo perdido

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido,
polvo serán, mas polvo enamorado.

Y pensando en el miedo a la muerte, que en definitiva es el miedo. Y pensando en que si Dios, que si no. Termino entendiendo que en su extension el hombre se desarrolla en distintas dimensiones. Las mas concretas son el espacio y el tiempo. Pero son concretas porque son finitas, son simples y se terminan. Cuando hablamos de eternidad, de perdurar, no puede nunca ser entonces en alguno de estos sentidos. La fuerza se extingue, el cuerpo se achica. El cuerpo se muere. Y se le acaba el tiempo. Pero existen otras dimensiones. La mente es infinita, y cada persona contiene un universo. De la misma manera, una persona se hace eterna cuando ama. Y es una eternidad que excede el tiempo porque se desarrola en otra dimension. Excede el tiempo porque no lo contiene, y por eso se hace infinita.

jueves, 2 de abril de 2009

Eso

Voy a decir una cosa.
No soy el primero que la dice.
Tampoco voy a ser quien mejor la diga.
Mejor no lo digo...

jueves, 5 de marzo de 2009

Marito

Me abandonaron. Hijos de puta, se olvidaron de mí, me dejaron. ¿Para qué me traen comida? (La pastilla está ahí, ¿dolerá?) Marquitos, el Zumba, la Tana. Tienen que estar vivos. La vieja célula. Los intratables. ¿Cuánto duro si los salgo a buscar? Aunque sea eso, una última carga, el último grito…

Ya lo intentamos todo.

· Todos los hombres en esta habitación tienen barba.
· El calzado más utilizado es abrumadoramente la sandalia.
· 3 Mujeres de un total de 20 estan visiblemente maquilladas.
· Todos, menos yo, ubican sus piernas cruzándolas de alguna manera.
· Las molduras. Las molduras. Las molduras. Las molduras. Las molduras.

viernes, 12 de diciembre de 2008

El exceso de fe

El exceso de fe es el peor aliado. Cuando crees en algo al pie de la letra terminas por exagerar las cosas ad absurdum. El verdadero partidario de determinada política nunca se toma en serio sus sofismas, sino tan sólo los objetivos prácticos que se ocultan tras estos sofismas. Las frases políticas y los sofismas no están, naturalmente, para que la gente se los crea; su función es más bien la de servir de disculpa compartida, establecida de común acuerdo; los ingenuos que se los toman en serio terminan antes o después por descubrir las contradicciones que encierran, se rebelan y al final acaban vergonzosamente como herejes y traidores. No, el exceso de fe nunca trae nada bueno y no solo a los sistemas políticos o religiosos; ni siquiera a un sistema como el que nosotros queríamos emplear para conquistar a la chiquilla.

del libro de los amores ridiculos

miércoles, 26 de noviembre de 2008

el traductor

Arreglaron encontrarse en boulevard des Invalids y la rue Vitruve. Martin llevaba gafas, ni por todo el oro del mundo va a dejar que lo miren a los ojos. Pese a que hace calor lleva puesta su campera. Todavía tiene la mano dolorida, prefirió rompérsela contra una pared que volver a deformarle la cara a un amigo. Mientras cruza va pensando que se olvido el cuchillo, que si no será mucho, que si su inconsciente lo traiciono de nuevo. No. Fueron ellos. Esta vez fueron ellos.
Lo espera Roland, compungido. Sabe que tiene que medir sus gestos, y cuando lo advierte cruzando la calle traga saliva, se le transforma la cara. ¿Querés que subamos? No, prefiero caminar.
Caminan en silencio una, dos cuadras. Para Martin hay poco decir, mucho que escuchar. Farfullando, Roland se quiere explicar: “Pri pri primero quiero que sepas que vo vos sos muy importante para mí.” Martin arquea las cejas, sostiene el silencio. “quiero decir, yo se que va a ser muy difícil que vuelvas a confiar en mi…pe pe pero quiero que sepas que que que sos importante, los dos son importantes, y que…que eso es inmutable…”. Martin saca un cigarrillo y piensa que la muerte es la única que es inmutable, le pide fuego a un viejito, sigue caminando y vuelve a alcanzar a Roland. "…Y eso, la cagué, pero si puedo hacer algo para que estés bien, decímelo". "Bueno mira…por favor…no grites".